La fe en la vida cotidiana

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¿Cómo podrías vivir tu día a día sin la fe?

¿Cómo podrías vivir sin la guía que te brinda tu alma y que recibes con tu fe?

Tú y todos tus hermanos humanos estáis viviendo unos cambios tan grandes que sin el contacto, la guía, la luz y la paz que recibís a través de la vuestra práctica de la fe no podríais vivir en esta época, tan movida, donde todos los aspectos de nuestra vida cambian a toda velocidad y sin parar.

¿Cómo podrías vivirte, descubrirte y revelarte sin la invitación a ser quién eres que abre en ti la fe? ¿En qué fuentes de sabiduría y vida podrías encontrar tanta novedad para liberarte de lo que ya no eres ni ha de ser que la que abre en ti la fe desde su sabiduría celestial?

¿Cómo contestar a todas estas situaciones en las que intentas vivirte, situaciones que sean exteriores, sociales como interiores, sin una guía que te permita crear y dibujar unas nuevas vivencias e ir hacia una renovada expresión de quién eres?

¿Cómo pensar de manera diferente a la manera habitual, obsesiva, repetitiva, confusa y muerta de miedo de tu  mente humana, de tu ego mental?

¿Cómo renovarte manifestando y encarnando nuevas propuestas de vida si no te abres a nuevas fuentes de sabiduría aparte de las que practica tu conciencia humana?

Una parte de ti piensa conocer la respuesta de vida que dar a las solicitudes de acción y renovación que te lanza la vida. Esta parte es tu consciencia, la consciencia de tu mente, la memoria que ha registrado todo lo vivido…esa fuente de conocimientos es perfecta para reproducir algo ya vivido y experimentado. Es un pozo de recuerdos pero no puede concebir nada nuevo por sí mismo. En ella no encontrarás los fundamentos de la orientación ni la “presencia” que te permitan renovarte y expresar quién eres y vibrar realmente como vida.

Gracias a ella no se vuelve a inventar la “rueda” cada mañana y como tal es muy importante y fundamental.

¿Pero qué pasa cuando justamente tienes que sacar de ti una respuesta de vida nueva, diferente y expresión de una nueva dimensión de tu vida?

¿Estas solicitudes para renovarte cada día no son propias? ¿A toda vida se le está revelando un proceso de florecimiento continuo a lo largo de su transcurso en la tierra?

Esta voz, esta intuición, este rayo de sugerencias que te invita a actuar, sin que te des cuenta la mayoría de las veces, y que emana de mí: es mi guía interna y directa.

Tu de es un estado de permeabilidad, de acogida, de aceptación

Me escuchas porque buscas una salida, una solución.

Me sientes porque buscas cómo actuar, cómo vivirte.

Tu de permite la traducción en actos, en pensamientos,  en visiones de mi presencia guiándote en lo que vives y en lo que solicita un cambio, un nuevo entendimiento, un ensanchamiento de tus vivencias.

Yo soy tu parte divina experimentando su luz aquí en la tierra en las condiciones de los cambios actuales de la elevación de la energía de la tierra.

Tu fe es tu “sí, sí, sí” que permite esta manifestación de mi energía aquí en la tierra.

Tu fe permite que yo pueda manifestarme aquí en la tierra actuando, cada vez más libremente a través de ti.

Tu fe es la mano que me ofreces para que yo, tu alma, pueda mostrarme y revelarme tal y como soy. Poco a poco y cada vez más.

Tu fe hace posible que se cumpla nuestra misión de don de vida. Aquí en y para la tierra.

Tu fe, Tu “sí, sí, sí” es la base de tus vivencias aquí en la tierra.

Tu fe es fundamento de nuestra misión.

Gracias, todas mis gracias sobre ti, amorcito, por permitir que gracias a tu fe seamos actores del cambio de vida, que se verifica actualmente aquí en la tierra.

Gracias, amor, mi vida por tu fe vivida y ensanchada cada día más.

Gracias amor, por tu fe podemos y conseguimos ser cada día un poco más quién somos en realidad.

Gracias a ti, mi vida, por tu fe revelamos y vivimos cada vez con más entereza el rayo específico de luz de nuestra esencia.

Gracias a tu fe podemos ofrecernos viviendo nuestro amor a esta nueva vida.

Gracias a tu  fe, a tu entrega y confianza en mí, cumplimos con nuestra responsabilidad del cambio, compartiéndolo con todo la vida en al tierra.

Vuestra fe, a vosotros, nuestras partes humanas, es el puente de nuestro don de luz, de vida y de amor encarnándose en la tierra para renovar la vida del planeta.

Gracias a todos los humanos.

Gracias a vuestra fe, a vuestra confianza y entrega a nosotras, vuestras almas, ofrecemos cada vez más luz del cielo a esta tierra.

Gracias y gracias a todos y bendiciones para toda la vida aquí en la tierra.

Gracias, gracias, gracias.

Con amor,

Cristina.

 

 

 

 

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