“Si hoy te acercas a esta página, es porque te han diagnosticado un cáncer, tienes a un ser querido afectado o tienes un amigo/conocido en el proceso.
Estamos aquí para ayudarte, acompañarte e informarte en el camino hacia tu objetivo, “la sanación”.
Quiero que conozcas como empezó, como surge y se inicia el Proyecto Mariposa.
Soy radióloga hace más de veinte años en el Hospital Torrecárdenas de Almería. Un día el colegio de médicos de Almería organizó una reunión para profesionales que tuviesen formación en medicinas alternativas (como ellos las llamaban). Allí conocí a María Luisa, ella era médica, formada en homeopatía y diagnosticada de cáncer de mama hacía siete años. Su cáncer estuvo inactivo durante cinco años y ahora estaba con recidiva. Nos dimos a conocer y me pidió si podía hacerle los controles del tratamiento con TAC porque necesitaba llevarlos al hospital de otra provincia, ya que había cambiado su historial a ésta, pues se sentía mejor y más confiada con el equipo de oncólogos de éste. Hablamos mucho de su proceso, desde que se lo diagnosticaron, como le comunicaron la noticia, el trato recibido por los profesionales compañeros , la agresividad de los tratamientos etc… La emoción que dominaba en sus vivencias era la soledad. Su queja mayor era como el sistema te deja solo con tu cáncer. Estaba casada y tenía dos niños, el pequeño apenas tenía dos años de edad cuando se lo diagnosticaron. Todo su entorno cambió y su familia se resintió profundamente con su enfermedad. Empezamos a frecuentarnos, a hablar de la gran importancia de la alimentación, de las emociones , de reiki y de un sinfín de cosas importantes en el proceso de curación de cualquier enfermedad y en especial en el cáncer. Se fue entablando una gran amistad entre las dos. Ella hizo cambios muy importantes en la forma de enfocar su enfermedad, salió del rincón donde se había metido y comenzó a vivir en plena conciencia. Recuerdo que nos apuntamos a danza del vientre y se la veía radiante cuando bailaba. Ella me enseñó que el camino era difícil, pero cuando se abren ventanas a la esperanza, cuando se entiende el por qué la enfermedad llama a tu puerta, cuando dejas de estar supeditado a unas pruebas, a unos marcadores, a informes y escuchas tu cuerpo y tu alma trabajando con ellos, todo cambia. Ella se marchó un once de noviembre preparada para el gran vuelo. Después de que se marchara comencé a ver mariposas por todas partes y de todos los colores. Entendí que me dejó una gran labor, ayudar a poner alas a muchas mariposas en el proceso del cáncer, ya que no saben que las tienen, y acompañar a aquellas que quieren remontar el vuelo y alentar a las que ya vuelan. Así, como un gran regalo, compartir con sus seres más queridos. Gracias.