La oxitocina, conocida como “hormona del amor” está producida por los núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo. Entre sus actuaciones se encuentra la de ayudar a estimular el sistema nervioso central modulando comportamientos sociales, patrones sexuales o la conducta parental, entre otras muchas.
Sus efectos aparecen en el cerebro humano cuando se activan relaciones de confianza y generosidad entre personas o en la mujer, tras dar a luz o durante la eyección de la leche materna. Aunque aún es bastante desconocida, esta hormona podría ser reveladora en condiciones como el autismo y en otros trastornos de carácter psicológico.
En este sentido, estudios científicos han descubierto que un abrazo de 5 segundos estimula pero uno de 20 segundos activa la producción de oxitocina e influye directamente sobre el bienestar emocional y físico de la persona: la “hormona del amor” fortalece el sistema inmunológico, reduce el estrés y da fuerza a nuestro corazón para seguir bombeando.
¿Cuándo se activa?
La oxitocina aparece con abrazos, besos, caricias pero también puede hacerlo con un roce o una pequeña palmadita en el hombro. Todos tenemos en la piel unos receptores que se llaman corpúsculos de Meissner, estos componentes nos permiten recibir la temperatura y textura de las cosas así como sentir el contacto físico y lo manda a nuestra corteza cerebra para que lo interprete.