En los momentos que vivimos cada vez hay más evidencia científica desde las diferentes disciplinas (Médica, Psicología, Biología …) que demuestran la relación directa entre las emociones y la salud. Es sabido que el origen de la enfermedad es multifactorial, siendo los factores emocionales de suma importancia, ya que contextualizan nuestra vida en el momento en que se manifiestan. Que duda cabe, que es esta una perspectiva novedosa en el abordaje del estudio fisiológico de nuestro cuerpo.
Según la OMS, cada vez más datos científicos avalan la relación de la depresión con síntomas físicos tales como la diabetes o las enfermedades cardíacas. Cada vez surgen más voces en el ámbito de la Medicina, que relacionan las emociones con la salud.
En el blog del Centro Médico Teknon-grupo QuirónSalud (Barcelona), grupo cuyo título es: “Nuestras emociones juegan un papel importante en nuestra salud”, se afirma que las emociones ejercen una función catalizadora para que el organismo recupere su equilibrio fisico-psicológico. Por el contrario cuando están desajustadas, en cuanto a su intensidad o frecuencia, pueden generar una mayor vulnerabilidad orgánica y sobrevenir un trastorno de salud tanto físico como mental.
El doctor Majó Ricart: “ Las emociones juegan un papel influyente en el proceso de la salud y pueden ser consideradas como un factor de riesgo para patologías neuroendocrinas, autoinmunes, cardíacas e infecciosas.
En la misma dirección, el doctor Andrew Smith ha dirigido en Cánada, una investigación exhaustiva reciente y publicada en la revista American Heart Associatións journal Circulatíon, cuya hipótesis es que se duplica el riesgo de asociación entre la ira o el malestar emocional o esfuerzo físico y la aparición de síntomas de ataque al corazón. El estudio se llevó a cabo en diferentes países, con una población muy representativa en número de personas y de edades entre 52 y 58 años.
Que las emociones influyen sobre la salud y el bienestar ya lo conocían los antiguos. La Medicina Tradicional China relaciona cinco elementos de la naturaleza con órganos, funciones y emociones. Así el Agua-Riñon se corresponde con el Miedo, la Madera- Hígado con la Ira, la Alegría con el Corazón-Fuego, la Obsesión con el Bazo-Tierra y la tristeza con el Metal-Pulmón. Las emociones afectan a la frecuencia cardíaca y la presión arterial. El estrés, la depresión y la inflamación son capaces de activar y modificar el equilibrio del sistema defensivo. Cada uno de nuestros pensamientos y emociones influye sobre hormonas, proteínas y neurotransmisores determinando nuestro grado de salud.
Las emociones cumplen una función adaptativa ante las diferentes situaciones sociales, laborales…Son reacciones psicofisiológicas que todos experimentamos en el día a día, aunque no siempre seamos conscientes de ellas. Son de carácter universal y generan cambios en la experiencia afectiva, en la activación fisiológica y en la conducta expresiva. Hay enfermedades donde las emociones juegan un papel significativo: asma, los tics, hipertensión crónica, trastornos cardiovasculares, suicidio y algunos tipos de cáncer, donde las células Killer del sistema inmunitario destruyen todo tumor incipiente.
En la actualidad, la Psiconeuroendocrinoinmunología, nueva rama de la Medicina, estudia la relación de la mente con el cuerpo. Desde diferentes abordajes, pone de manifiesto la influencia de factores psicológicos y sociales en la respuesta del sistema inmunológico, nervioso y endocrino como factores causantes de desequilibrio y enfermedad.
La enfermedad es a menudo, el resultado de la interacción de múltiples factores, y que tiene lugar principalmente a través de los sistemas nervioso, endocrino e inmunitario, siendo la Psiconeuroinmunología , la encargada de estudiar las interrrelaciones entre el sistema nervioso central y el sistema inmunitario.
Desde tiempos inmemoriables se ha observado la relación existente entre situaciones de estrés físico y psicológico con el origen de enfermedades. Ya en el año 400 a.C- Hipócrates hizo popular la expresión “ Mente sana en en cuerpo sano”.
En los últimos tiempos se ha acumulado numerarosa información que apoya la hipótesis de como el sistema nervioso y endocrino desempeñan un papel importante en la fisiopatología de enfermedades que afectan al sistema inmunitario, incluyendo procesos infecciosos, cáncer y enfermedades autoinmunitarias.
Hay enfermedades donde las emociones juegan un papel significativo: asma, los tics, hipertensión crónica, trastornos cardiovasculares, suicidio y algunos tipos de cáncer, donde las células Killer del sistema inmunitario destruyen todo tumor incipiente.
PSICONEUROINMUNOLOGÍA Y ENFERMEDAD
Las Creencias y el sistema de valores de cada persona permiten que cada una tenga una percepción e interprete la realidad de forma diferente, si es negativa se crean emociones y sentimientos como el miedo, la cólera, indefensión, depresión y deseperanza, que actúan a nivel bioquímico activando diversos mecanismos entre ellos el del hipotálamo, la hipófisis y las gandulas suprarrenales. Su activación puede reducir la respuesta del sistema inmunitario, lo que permite que se desarrollen cuadros patológicos de diversa naturaleza, uno de los cuales es el cáncer.
Desde la Neurociencia (estudio de las emociones), se ha puesto de manifiesto como los pensamientos positivos y negativos conectan con nuestro cuerpo y tienen un efecto sobre él. El pensamiento activa ciertas áreas del cerebro, dando lugar a una emoción, sentimiento determinado, y este sentir afecta a todo nuestro cuerpo ( vísceras, corazón, aparato digestivo…) y al cerebro.
Desde la Psicología se traduce en este esquema: Pienso—Siento—Actúo. Cada ser humano tiene su propio sistema de creencias desde el que interpreta la realidad. En muchas ocasiones, esos sistemas de creencias son deformados, limitantes y que hemos ido adquiriendo con el aprendizaje. Cuando estos pensamientos se mantienen en el tiempo rompen el equilibrio, homeostasis a nivel neurofisiológico.
Nuestro cuerpo dispone de un sistema nervioso que es: el Sistema nervioso autónomo o vegetativo que comprende el Simpático y el Parasimpático. El Simpático ante una situación de amenaza (real o imaginaria) reacciona activando el Hipotálamo que segrega corticotropina y a su vez activa la Glándula Pituitaria produciendo adrenocorticotronina y ésta activa a su vez, las glándulas suprarrenales que segregan Epinefrina (adrenalina),norepinefrina (noreadrenalina) y el Cortisol (glucocorticoide). Este sería el circuito hipotalámico pituitario adrenal (H.P.A.). La alteración continua de este sistema repercute de manera muy significativa en el sistema inmunológico, lo que tiene importantes efectos negativos en la salud.
Desde la física Cuántica (Joe Dispensa), afirma como nuestro sistema de creencias nos lleva a crear nuestra propia realidad, y como la genética se ve influenciada por el entorno (Epigenética) “Creamos lo que creemos”. Recordemos que el 25% es genética y el 75% ambiente (Mónica de la Fuente neurofisiológa de la Universidad Complutense de madrid).
Bruce H. Lipton, doctor en Biología, nos habla de la Biología de la creencia, que trata la relación entre el cuerpo y la mente; cambiando nuestra forma de pensar a cerca de nuestras vidas, nuestra salud y nuestro planeta. Son nuestras creencias las que controlan nuestro cuerpo y, por tanto, nuestra vida. La vida como un viaje de cooperación entre individuos poderosos que pueden reprogramarse a sí mismos. “La mente consciente domina el medio y la herencia”. Esto hace relación a la Epigenética, de cómo el entorno influye el comportamiento de las células sin alterar el código genético.
El 90% de los que creemos que somos, son nuestros programas, sistemas de creencias automáticas: hábitos, actitudes y conductas aprendidas. Aún así, el cambio es posible. Como afirmaba el premio Nobel de Medicina, Ramón y Cajal : “cada ser humano es el arquitecto de su propio cerebro”. El cambio comienza cuando tomamos conciencia de estos patrones y los interrumpimos. Desde esa confianza en lo que creo, en mi intención de poder hacer, en mi compromiso, en la acción y con gratitud, llegaré a ser la persona que quiero ser y disfrutar de una vida saludable, plena, libre de enfermedad, mejorando mis relaciones con los demás y el entorno.
Karmelo Bizkarra, médico y director del centro Médico Zuhaizpe, dice como la enfermedad física es una vía de drenaje, liberación o expulsión del bloqueo psicoemocional. Y como a veces la enfermedad nos sacude, nos saca de nuestro estado de comodidad y nos hace reaccionar. Los síntomas y constitución de la enfermedad es lo que la persona se calla, no hace o reprime.
Con frecuencia enmascaramos o tapamos las emociones con el trabajo, la comida, la bebida, las drogas, los medicamentos (tranquilizantes, sedantes o hipnóticos), la racionalización excesiva (no me pasa nada), echamos la culpa a los demás de nuestros males o caemos en la trampa del materialismo a través del consumo y el derroche. Finalmente podemos caer en un cansancio vital, la indiferencia o la falta de entusiasmo o ganas de vivir.
El doctor Mario Alonso Puig habla de las numeras investigaciones existentes en las que se ve la relación directa entre los estado emocionales y la salud. Cuando estamos atrapados por el miedo se elevan en nuestro cerebro dos neurotransmisores que son el glutamato y el cortisol y comienzan a morir neuronas del hipocampo. Cuando existe alegría se eleva el neurotransmisor de la dopamina que hace que sintamos gratitud, plenitud y es una hormona clave en la confianza, el amor y la compasión.
Mathieu Ricart, monje budista ha contribuido a muchos estudios sobre la compasión que activa la zona prefrontal del cerebro de las emociones positivas que activan el sistema parasimpático, cuyos efectos sobre la salud hace que aumente nuestro sistema de defensas y por tanto funcione como prevención de las enfermedades.
El hospital de San Joán de Deu en Barcelona es uno de los primeros dedicados de España en disponer de un área dedicada a la prevención y promoción de la salud infantil y juvenil ( observatorio Faro). Considera que actuar en la infancia-adolescencia va a garantizar una etapa adulta con salud.
De ahí la importancia de poner al alcance de la población unas herramientas, técnicas sobre Inteligencia Emocional, y todo lo que consideraríamos dentro de las terapias complementarias como: Biodanza ,Acupuntura, Coaching, Constelaciones familiares, Masajes, Musicoterapia, Mindfulness, Coherencia cardíaca, Tai chi Meditación, Relajación, Flores de Bach, Arteterapia, Yoga, Pilates… Junto a una alimentación sana y equilibrada acompañada de ejercicio físico adecuado. Todas ellas contribuirían a complementar, apoyar como su propio nombre indica los tratamientos médicos y/o psicológicos para una mejor y pronta recuperación de la enfermedad, contribuyendo a una calidad mayor de vida y bienestar físico psicológico y espiritual.
Este conjunto de técnicas se encuentran dentro del ámbito de la medicina tradicional. Algunas de ellas, han sido reconocidas por la Organización Mundial de la Salud, otras no.
En todo este proceso nos pueden ayudar cosas tan sencillas como:
– Pensar para qué nos ocurren las cosas en lugar de por qué. Si tenemos un para qué encontraremos un cómo.
– Ser conscientes de lo que sentimos en cada momento y ser coherentes.
– Decidir por nosotros mismos en qué y cuando pensar, que no sea la mente ególica y dualista la que nos lleve.
Es desde el sistema educativo, profesionales, alumnado y familias, trabajar por el desarrollo de las competencias emocionales como prevención de la salud y disponer de mayor número de recursos que faciliten la puesta en marcha de programas para llevar a cabo el aprendizaje de dichas competencias.
Para completar el escrito sugiero ir al enlace y ver el video que se titula: “ Los secretos de una larga vida”.
Por Patrocinio Gutiérrez, psicóloga clínica.