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“Querida mía, es un gran día aquí para nosotras. Yo, tu alma. Tú, mi vida aquí en la Tierra. Nuestro tema de hoy es el motor de nuestro recorrido aquí en la Tierra: VER”

“VER”. Solo tres letras para presentar una realidad de vida inmensa, infinita, siempre en crecimiento y renovación. Tu resurrección, cada nuevo día en el planeta es la flor de los cambios de tu visión del a vida; de ti, de mi y de todo lo que forma parte del proceso.

¡Ver!

¿Ver? ¿Cuál es el proces0? ¿Qué ves? ¿Cómo ves?

¿Cuáles son las partes de ti que ven? ¿Qué es lo que ves?

Tú piensas que “ver” es uno de tus cinco sentidos y piensas que la visión es una sensación… una clase de impregnación en ti de la realidad que te rodea. Sin embargo, en el proceso de ver, vivido por ti, crees que eres una página en blanco y te dejas impregnar, sencillamente, te dejas impactar por lo que has visto. Pero, ¿en realidad qué has visto?

Los sentidos son aptitudes del alma. Tú eres mi piano y yo soy los dedos que permiten que salgan de ti estos magníficos sonidos, pura creación de mis sentidos.

Este es un tema sumamente importante y amplio para visitarlo en un puñado de palabras. Pero, con este texto me gustaría abrir una grieta en tu conciencia de esta dimensión de nuestro vivir. Mi intención es despertar hoy en ti un cambio en tu visión. Hoy, me gustaría despertar en ti el inicio de una nueva experiencia de esta aptitud que viene a a ser “el ver” de nuestras vivencias aquí en la tierra.

Amor, no ves en el sentido que tú crees.

Miras pero no ves lo que exploras. Quieres ver o averiguar y cómo tal orienta tu mirada. No entres, en realidad, en comunicación “virgen” con toda la realidad interrogada.

En realidad, no puedes ver por buscar lo que estudias.

Te buscas, quieres verte en lo que interrogas.

Al practicar el “ver”, practicas el “verme” y no ves lo que miras.

Te reconoces en lo que barres con tus ojos o huyes y te cierras a ciertas situaciones donde nada te suena familiar.

Amor, lo que miras te sirve de espejo.

Te buscas por no verte… solo te vives y si te vives, inmediatamente, olvidas lo que fuiste. No hay ninguna condena, solo es así.

Cuando te paseas por el campo aspiras a ver, a sentir, a entrar en comunión con la vegetación, los árboles, con la piedra que te ha llamado y que aprieta en tu mano. Y no ves, no sientes. Te apena, te duele, vives en una verdadera decepción…sientes una real frustración. Entonces pasa algo magnífico: renuncias a ver, a entender, a comunicar.

Renuncias a ver desde tu cerebro, desde tu conciencia, la vida que pulsa en la tierra, y por ella te entregas, cierras los ojos de la mente y te tumbas en la tierra. Te dejas recorrer por sus pulsaciones… sientes, recibes y sientes. “Ves”, que la vida desconocida de la tierra habla a tu vida, a tus cuerpo, a tus sentidos más allá; pero mucho más allá de tu conciencia humana de la vida.

La vida de la tierra, su vida, habla a tu vida de vida.

Su vida alimenta de una nueva vida, tu vida.

Sin que sepas cómo, su vida y tu vida se han fusionado.

No ves el proceso, lo vives, lo sientes,  lo descubre en ti… te ves diferente después de este intercambio de vida.

Qué diferencia ves entre esta experiencia de la comunión con la Tierra y tus hábitos de evaluación, juicios y definición mental de la realidad que te rodea. 

No ves porque no te apartas, no aceptas oír, sentir, ver y acoger al otro desde su realidad… no ves lo que se viven en ti como alrededor de ti por que estás cerrada, protegiéndote por miedo a ser invadida, porque temes que te dañen o por sospechar que podrías cometer un error de comportamiento.

¿Cómo podrías ver en estas condiciones?

¿Cómo ver protegiéndote de lo que miras, de lo que crees observar o ver?

Para ver, ¿cuándo te entregas a lo que ye rodea o pulsas dentro de ti, fuera de todos los prejuicios?

El miedo te impide ver.

Tus creencias te controla, tus creencias colorean todas tus visiones, todo lo que vives, haces, piensas, sientes_ todo lo que experimentas.

Lo que crees ser, la conciencia que tienes de tu identidad determina toda tu vida.

Cuándo miras estás buscando para reconocer de dónde va a salir el peligro, acechas cualquier forma que podría molestar, perturbar, debilitar tu pequeña existencia desenchufada de mi, tu esencia.

¿Qué pasa, amor, cuándo irrumpe un cáncer o cualquier experiencia que derrumba tu estructura mental, tu visión de ti o de la vida?

¿Qué vives, qué experimentas cuando se abren esas grandes fracturas en tu vida, qué actitud adoptas?

Frente a estas realidades que te superan totalmente y que no sabes ver ni entender, me llamas, me pides ayuda y aspiras a ver por mi luz…entonces te tumbas literalmente en mí.

Dejas de ver, de entender con tus ojos humanos y sus luces, sales del miedo, de la creencia de un mundo adverso, te abres, te entregas a tus solas ganas de vivir y funciona como nunca conmigo. Te entregas totalmente confiada a mi luz y aceptas verte, vivirte a través de mis ojos. 

Amor, si sueltas la creencia del ser,”poca cosa inexistente, fracasada” para adoptar la creencia de que eres vida de la vida, hija de toda la vida. Si te mudas de identidad y aceptas ser y creerte que eres hija de los soles…entonces…esta nueva creencia instalándose en ti va a colorear de manera diferente toda tu vida, todos tus cuerpos.

Todo en ti va a cambiar, hasta tus palabras, hasta tu manera de ver la vida.

Entonces te abres, te entregas a otra luz, aceptas otra visión de ti.

Entonces ves desde otro enfoque.

Ves a través del resplandor de otra luz rígida, controladora, temerosa y fosilizada de la mente.

Entonces aceptas, permites, participas de la acogida de una nueva visión de la vida a partir del amor, luz de mi vida, que te ofrece un nuevo significado de todo lo vivido.

Este campo, esta nueva entrega a mi luz te pide y espera de ti, para satisfacer tu aspiración a ver de otra forma, que te abras y abras cada vez más hasta abandonar tu antigua claridad mental, soporte y alimento de una conciencia del miedo.

Amor, para favorecer este cambio escoge como practica diaria la entrega de tu “ver” a los ojos del amor, a mi luz, a mi vida en ti.

Renuncia, apártate de tu antigua visión y de sus ojos, que solo ven miedo por todas partes.

Ábrete a esa nueva claridad y haz tuya esa manera de ver que renueve tu conciencia de nuestra experiencia en la Tierra.

Gracias por esta nueva claridad.

Ayúdame a hacerla mía.

Con amor,

Cristina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RENUNCIA  , APARTATE DE TU ANTIGUA VISIÓN Y DE SUS OJOS QUE  SOLO VEIAN MIEDO POR TODAS PARTES.

ABRETE A ESTA   NUEVA CLARIDAD, LA DE  LA LUZ  DE LA VIDA DEL AMOR ,  VIDA EN  TODA VIDA .

HAZ TUYA ESTA NUEVA MANERA DE VER Y PERMITA ASÍ QUE SE RENUEVE TOTALMENTE TU CONCIENCIA DE NUESTRA EXPERIENCIA  EN VIDA AQUÍ EN LA TIERRA.

GRACIAS, GRACIAS , GRACIAS MI ALMA POR ESTA NUEVA CLARIDAD.

Ayudame a hacerla mía

con amor Cristina.

 

Cristina.

 

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