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Hace más de un año, a través de Eva, una amiga de mi hermana, supe de la existencia de una asociación llamada ” Proyecto Mariposa” que fomentaba terapias complementarias a los tratamientos convencionales para el cáncer. Me llamó la atención porque trataba de una forma positiva a los “enfermos”, dando pautas sobre nutrición, ejercicio, aceptación… Seguía por Facebook sus propuestas y actividades pero no terminaba de decidirme a asistir a las mismas.

Entonces quiso el destino enviarme una nueva experiencia en forma de pasajero, ya no había excusa para unirme al proyecto. Una tarde de un miércoles de agosto, decidí acercarme a la Bola azul (el antiguo hospital de Almería) para acudir a una de sus reuniones. Llegué tarde, me equivoqué de planta y no daba con la sala, abrí la puerta y encontré un grupo de personas haciendo gimnasia, me recibieron con una sonrisa. Para no interrumpir, me hicieron un hueco y me sumé a la práctica de un ejercicio que me era desconocido, después supe que es una antigua disciplina china, el Chi Kung. https://www.youtube.com/watch?v=6D3MSH4U8JY A través de este enlace podéis acceder a un vídeo que enseña la práctica de este ejercicio.

A continuación nos sentamos y cada persona fue tomando la palabra, contando su experiencia mas reciente, o presentándose, como fue mi caso. Unas padecían cáncer, otras no, otras lo habían superado, unas pocas habían recaído, pero todas tenían algo en común, su perspectiva vital, las ganas de compartir su experiencia y crecer. Me sentí como en casa, la acogida fue genial y me dieron muy buenos consejos. La ultima hora se dedica a alguna actividad relacionada con la salud o el cuidado, quiero recordar que aquel día un grupo de voluntarias nos dieron Reiki, nunca me lo habían hecho, fue una sensación extraña, me ardían los pies a la vez que notaba fluir la energía en mi interior. Cuando regresé a casa estaba agotada, no me apetecía salir a andar, tenía una sensación de relajación inmensa y solo me apetecía disfrutar de esa sensación. 

Con la llegada del otoño he comenzado a ir a las reuniones regularmente, todos los miércoles por la tarde en el centro de salud de Nueva Andalucía me reencuentro con las mariposas, la mayoría mujeres, que cada semana me dan una lección de vida. Ellas son un ejemplo a seguir, un espejo en el que mirarse. Algunas han pasado por el mismo tratamiento que yo, otras tienen algún tipo de cáncer mas complejo pero ninguna pierde la esperanza, ni la sonrisa, ni las ganas de vivir. Siempre hay un consejo brillante, una frase acertada, una mirada cómplice, un abrazo… un aleteo de mariposa que te recuerda que estamos de paso y que nuestra estancia debe ser lo mas plácida y hermosa posible.

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